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LOS INICIOS DE ANDREA EN LA NATACIÓN

Andrea es una chica que a los 19 años comenzó a descubrir que le gustaba la natación por una materia de la universidad y quería ser una de las mejores nadadoras, estaba cursando sexto semestre de ingeniería, en el momento que ella le comento a su mamá que deseaba ingresar a clases de natación la mamá inmediatamente le dijo que NO porque era mucho gasto y debía estar totalmente concentrada en la universidad para no bajar promedio y no perder la beca que tenía, ella se desanimó mucho, pero pensó en hablar con el entrenador de natación de la universidad para ver si le ayudaba.

Al otro día se dirigió donde él y le dijo “quiero participar en las competencias de la universidad como nadadora, ¿me entrena?” el entrenador le dijo “NO PUEDO porque para participar en las competencias debía haber empezado a nadar a los 6 años o antes y que ahora era imposible que cumpliera con los tiempos profesionales” pero ella siguió buscando y en esa semana fue a un club que le comentaron y el entrenador de ese club le dijo hasta donde podía llegar pero si quería cumplir con los objetivos que quería, dependía de ella.

Pero ella se sentía triste porque la familia no la apoyaba, pero aun así ideo un plan para ahorrar dinero, poder ir a los entrenos, no perder las clases y estudiar. Para reunir el dinero de la mensualidad se trasportaba en bicicleta todos los días y guardaba el dinero del bus

que le daban, además le permitía salir rápido de clase y dirigirse a nadar; para no perder clases hablo con los entrenadores en los tiempos que tenía libre para ir, donde ellos le colaboraron y para estudiar trasnochaba para cumplir con todos sus trabajos.

Cuando inicio en la natación empezó en la escuela de nado, ella era la más grande del grupo, pero eso la motivada para aprender rápido y pasar al grupo de alto rendimiento, en dos meses ya había mejorado la técnica y el entrenador la paso al grupo de alto rendimiento porque le dijo “lo que necesitas es practicar mucho, piscina tras piscina” en la primera semana que estaba en el grupo en el nivel C, un entrenamiento fue hacer 80 piscinas sin detenerse, ella nunca había nadado tanto y menos continuo, y comenzó a nadar las primeras piscinas, se sentía genial, cuando llego a la mitad sentía que no avanzaba, que los brazos le dolía al hacer la brazada, que las piernas le dolía al hacer la patada, el entrenador le dijo “detente, has hasta aquí” ella le respondió “no, usted dijo que eran 80 piscinas y las voy hacer” y le sonrió al entrenador, ella continuo nadando y viendo que los demás ya habían terminado, y que algunos no hicieron las piscinas completas, pero ella estaba concentrada en lo suyo.

Cuando le faltaba 2 piscinas lloraba mientras nadaba y cuando salió de la piscina lloro no de tristeza, sino de felicidad, bueno, también porque le dolía un poco el cuerpo, pero aun así sentía una satisfacción grandiosa porque rompió sus propios límites y se dio cuenta que podía lograr muchas cosas si se lo proponía, los entrenadores la felicitaron porque a pesar que fue la última en terminar, lo logro y ahí comienza la historia de Andrea con sus jornadas de entrenamiento al medio día, temprano en la mañana, en la noche, para mejorar y mejorar, tomando cada espacio libre para nadar.

Andrea es feliz haciendo lo que hace y le demostro a la mamá que podía hacer deporte y estudiar, aumentando su promedio cada semestre al igual que su rendimiento deportivo.

 
 
 

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